cuerpo

Mi sensibilidad se ha adueñado de prácticamente todo. Pasea desnuda y tranquila por mi cuerpo. Se estira en el pecho para luego jugar a darle vueltas al estómago. Ha hecho de mí su hogar. Ahora me lleva ella. Conduce mis pies hacia paseos indefinidos que siempre acaban en horizontes marítimos. Yo me doy cuenta más tarde, cuando volviendo a casa se retira a descansar detrás de mis hombros. Es parte de mí, pero no lo es todo. A veces consigo arrebatarle un pie y hay días que la fuerza me da para llegar hasta la rodilla. Pero su defensa es férrea, su resistencia implacable.

 

Solo en una ocasión me cedió el cuerpo entero. Yo pensaba ya está, todo mío, al fin. Pero olvidaba que se guardaba una carta, la única con la que siempre vencería. No era un escondite dentro de los ojos o un recoveco detrás de las costillas. Estaba meditando, imperceptible, en la falange de los dedos. Ella sabía que bastaría un bolígrafo para despertarla. Así fue.
Y ahora, como siempre, escribe ella.

5 de abril

Gira la barca i dibuixa un pentagrama [...]

Seguir leyendo